La vida son ironías en forma de capicúa. Y más tarde o más temprano, todo vuelve a un punto inicial, como un dibujo en forma de perverso lazo. La meta se parece al punto de partida y lo del medio es solo un camino para que, al final, comprendamos el inicio.
Te daré un ejemplo. El disco se hizo para rememorar lo que aconteció en 1999. Entiendeme. De alguna manera tenía que sacar provecho de la historia, ya me conoces, tengo bastantes defectos pero no podrás negar que, con el tiempo, he ido espabilando. La ironía es que dentro de unos años tú estarás algo más diluida y será aquella inolvidable gira, organizada con el pretexto de evocarte, lo que convertirá tu recuerdo en algo mucho más agradable. Y, de repente, todo ha cogido sentido. En cierta manera conocerte me ha cambiado un par de veces la vida, entonces y ahora.
Aquí dentro encontrarás simplemente una selección de emociones. La mayoría de ellas, inmensas, inabarcables. Este compendio de imágenes con agradables ruidos quieren hablar de la alquimia: convertir una historia algo triste en una auténtica celebración. Gracias, de veras, tendría que hacerte un monumento.
¿Sabes? Hace poco alguien me pidió un consejo, como si yo supiera algo de la vida. Puedes reírte a gusto, tú que me conoces. La cuestión es que aquella persona quería saber cómo borrar a alguien de su cabeza para seguir adelante. Simplemente le pregunté: ”-¿Y quién dijo que tienes que olvidar?”.
En mi caso olvidarte significaba renunciar a mí mismo. Sin embargo, hace poco me llamaste preguntandome si 1999 hablaba de nosotros, te lo negué rotundamente. Llegué a decirte, entre risas, que lo nuestro no había sido tan importante. Pillaste la broma al instante y te callaste educadamente, claudicando a mi pequeña victoria. Luego colgaste y “ya nos veremos”, como tiene que ser. Pero tampoco te mentía. Me explicaré. Aquí está todo convenientemente mezclado. Pasado, presente y me atrevería a decir que futuro, tú y otras personas. La batalla entre realidad y pura fantasía sigue en tablas. Como en aquellos tiempos, aún hoy, podría enervarte. En eso no he cambiado, me he hecho mayor sin haber madurado.
Pero ahora va una verdad.
Aquí hay mucho esfuerzo, química y magia, te lo aseguro. Por parte de la banda, como de nuestro equipo, de todos los que nos han ayudado en algún momento, y por supuesto, sobre todas las cosas, los que han acudido a nuestros conciertos, algunos de ellos repitiendo, una y otra vez, dando sentido a tantas millas recorridas de un lado a otro, como si anduvieramos huyendo de un punto fijo y estable donde parece que no pase nada, y esa nada da tanto miedo como aquellas cosas calladas que uno sabe que están a punto de explotar. Aquí dentro hay dos años encapsulados, dos años de ilusiones compartidas en los que, definitivamente, un grupo de amigos recogimos los frutos de remar en la misma dirección.
Y estar allí, junto a personas que quieres, te lo aseguro, es un auténtico regalo.
Pero aún vive el monstruo y aún no hay paz. Son ese tipo de sensaciones con las que uno tiene que aprender a convivir, hasta el fin. Y sigo pensando en que no pienso crecer más. Y sigo queriendo romper tus ventanas. No te aconsejo que te relajes. Sí.
Voy a romper tus ventanas y voy a entrar como el aire…
Te daré un ejemplo. El disco se hizo para rememorar lo que aconteció en 1999. Entiendeme. De alguna manera tenía que sacar provecho de la historia, ya me conoces, tengo bastantes defectos pero no podrás negar que, con el tiempo, he ido espabilando. La ironía es que dentro de unos años tú estarás algo más diluida y será aquella inolvidable gira, organizada con el pretexto de evocarte, lo que convertirá tu recuerdo en algo mucho más agradable. Y, de repente, todo ha cogido sentido. En cierta manera conocerte me ha cambiado un par de veces la vida, entonces y ahora.
Aquí dentro encontrarás simplemente una selección de emociones. La mayoría de ellas, inmensas, inabarcables. Este compendio de imágenes con agradables ruidos quieren hablar de la alquimia: convertir una historia algo triste en una auténtica celebración. Gracias, de veras, tendría que hacerte un monumento.
¿Sabes? Hace poco alguien me pidió un consejo, como si yo supiera algo de la vida. Puedes reírte a gusto, tú que me conoces. La cuestión es que aquella persona quería saber cómo borrar a alguien de su cabeza para seguir adelante. Simplemente le pregunté: ”-¿Y quién dijo que tienes que olvidar?”.
En mi caso olvidarte significaba renunciar a mí mismo. Sin embargo, hace poco me llamaste preguntandome si 1999 hablaba de nosotros, te lo negué rotundamente. Llegué a decirte, entre risas, que lo nuestro no había sido tan importante. Pillaste la broma al instante y te callaste educadamente, claudicando a mi pequeña victoria. Luego colgaste y “ya nos veremos”, como tiene que ser. Pero tampoco te mentía. Me explicaré. Aquí está todo convenientemente mezclado. Pasado, presente y me atrevería a decir que futuro, tú y otras personas. La batalla entre realidad y pura fantasía sigue en tablas. Como en aquellos tiempos, aún hoy, podría enervarte. En eso no he cambiado, me he hecho mayor sin haber madurado.
Pero ahora va una verdad.
Aquí hay mucho esfuerzo, química y magia, te lo aseguro. Por parte de la banda, como de nuestro equipo, de todos los que nos han ayudado en algún momento, y por supuesto, sobre todas las cosas, los que han acudido a nuestros conciertos, algunos de ellos repitiendo, una y otra vez, dando sentido a tantas millas recorridas de un lado a otro, como si anduvieramos huyendo de un punto fijo y estable donde parece que no pase nada, y esa nada da tanto miedo como aquellas cosas calladas que uno sabe que están a punto de explotar. Aquí dentro hay dos años encapsulados, dos años de ilusiones compartidas en los que, definitivamente, un grupo de amigos recogimos los frutos de remar en la misma dirección.
Y estar allí, junto a personas que quieres, te lo aseguro, es un auténtico regalo.
Pero aún vive el monstruo y aún no hay paz. Son ese tipo de sensaciones con las que uno tiene que aprender a convivir, hasta el fin. Y sigo pensando en que no pienso crecer más. Y sigo queriendo romper tus ventanas. No te aconsejo que te relajes. Sí.
Voy a romper tus ventanas y voy a entrar como el aire…
Wow, si este texto es tuyo, tú eres quien se merece un monumento. Pelos como escarpias.
ResponderEliminarEsa serie de fotos que salieron en polaroid de 1999 me matan
ResponderEliminarGracias, por hacerme llorar como hace tiempo no lo hacía.
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