viernes, 7 de febrero de 2014

dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos, dos



2. Two. Deux. Zwei. Dva. Bi. Dous. Twee. Due... Dos, dos, dos, dos. Que pequeño suena, que corto de decir. No me voy a poner a analizar cada cosa que estos dos años me han traído (o me han quitado), sin embargo, y como excusa para retomar mi blog (retomar, ejem) voy a hacer un pequeño resumen. Estos dos años se han basado en la manera de sobrevivir en una ciudad que no es la tuya, en un país que no es el tuyo, con un idioma que no es el tuyo y con un tipo de ciudadanos que distan mucho de ser como a los que estabas acostumbrado. Han sido dos años de aprender muchísimo, aprender sobre la vida, sobre la amistad (más todavía), sobre el trabajo, sobre otras culturas, otros estilos de vida, sobre la supervivencia, el lenguaje, la comunicación... he aprendido que la distancia une más, que jamás podrás dejar de echar de menos a tu familia, que el instinto por la supervivencia une personas hasta entonces desconocidas, pero también separa, o mejor dicho, estira la cuerda hasta que se rompe, o hasta que la necesidad de una por la otra termina. Me ha sacado mi instinto maternal, que sí, que lo tenía, escondido, pero ahí está, recordándome cada día que uno de mis mayores deseos (futuros) es ser madre, y que valgo para ello. Estos dos años a parte de enseñarme y mostrarme cosas, también me ha dado otras. Me ha dado un puñado de amigos nuevos, la mayoría siguen estando, otros ya han roto la cuerda, y algunos lo harán tarde o temprano. A todos ellos gracias, Londres ha sido un poquito mejor con vuestra aportación. También he recibido una nueva familia. Sí, lo que leéis, una familia. Una familia que se preocupan por ti, que te cuidan como mejor pueden, que hacen por ti todo lo que está en sus manos y más si cabe. Que sin duda antes que su empleada eres su "hija". Personas con las que te gusta pasar tu tiempo libre, que cuentan contigo absolutamente para todo aun cuando no es su deber. Una familia. Me ha dado un nuevo idioma, y a día de hoy tengo la suerte de decir que no tengo problema para comunicarme con el, y a no tener ningún problema no me refiero a poder entender y hacerme entender (que al final eso podemos todos, aunque sea por señas o preguntando millones de veces que es lo que nos quieren decir), no, me refiero a poder manterner una conversación sobre prácticamente cualquier cosa con una persona nativa sin tener que decir ni una sola vez que me lo repitan o poner cada de poker porque no he entendido nada. Habrá quien diga "coño, ya era hora, en dos años", a esos valientes que siguen en España (la mayoría sin hacer nada o viviendo por medio de otros) les sugiero que lo prueben, para que vean que las cosas no son tan fáciles como parecen. Y por último, estos dos años me han dado un lugar. Una ciudad, una que no es la mía y que no se parece en absolutamente nada a en la que yo vivía. Una ciudad que es como un toro, que si no la coges por los cuernos te cornea y te deja herida hasta el punto de tener que largarte. Una ciudad que vive muy rápido, que tienes que ir a su ritmo, o te quedas atrás. Una ciudad que agota, desgasta, pero que sin embargo, y si consigues dominarla, te da todo lo que quieras encontrar. Y yo lo he hecho. Y me gusta. 

Así que solo puedo decir que sin duda haberme ido a los 6 meses (lo cual era mi intención) habría sido uno de los mayores errores que hubiese cometido. Y que... no me importaría que fuesen otros 2, quizás no un "para siempre", pero ¿por qué no unos cuantos más? :)







.