Aquella tarde el autobús iba más que lleno, no cabía ni un alma, menos mal que nunca le importaba ir de pie, es más, lo prefería, no soportaba ir sentada y que alguien desconocido se le sentara al lado y mucho menos intentara sacar tema de conversación, para ella los viajes en el autobús eran para pensar, para dejar que la mente descubriera los lugares más insólitos lejos del mundo real. Dos paradas más allá de donde se subió ella un hombre algo mayor, pero no mayor de anciano, si no de entrado en algo más de edad que unos simples 40 años, entró al autobús y tomó asiento en el único sitio vacio, justo al lado de ella. Por el aspecto se podía adivinar que no era español, tenia pinta de ser de Marruecos o alguna ciudad del norte de áfrica, quizás Túnez o Argel, o igual de un poco más al este. Todo su equipaje eran dos bolsas bastante amplias llenas de cosas. Una vez acomodado sacó de una de ellas una cajita de cartón, algo destartalada, la abrió y extrajo un pajaro de plástico metido en una jaulita, también algo destartalada. Le dió a un boton y el pájaro comenzó a piar, no duró ni tres segundos hasta que se paró, aunque unos pequeños golpes volvia a hacer que sonara de nuevo. Guardó jaula y pájaro en su caja y la devolvió a la bolsa, acto seguido sacó otra caja que contenia el mismo artilujio y repitió la operación de nuevo. Otros tres segundos hasta que se dejó de oir el sonido procedente de la jaula, otro golpe seco y el pájaro volvía a piar.
- ¿Te gustan? se los llevo a mis nietos, es el cumpleaños de uno de ellos y es lo que me han dado en un mercado por lo poco que me ha sobrado de mis ahorros.
Ella seguía mirando la cochambrosa caja, la jaula en la mano del hombre tenia un aspecto bastante viejo, posiblemente habría pasado por las manos de varios niños, aunque todavía conseguía emitir algunos sonidos, una mano de pintura tampoco le venia nada mal. El pájaro que la ocupaba estaba algo lejos de parecer dicho animal, la falta de plumas hacía que se asemejara más a un pichón recién nacido algo más grande de lo normal. Entonces antes de responderle se acordaba cuando de pequeña sus padres la llevaban al mercado, a ella le encantaba ir de la mano con su padre a ver la zona de "antiguedades y baratijas", a veces había encontrado allí tesoros! una colección entera de libros, una vieja cámara que ahora ya ni funcionaba, un juego de mesa que siempre quiso tener al que le faltaban la mitad de las piezas y que su madre no quería comprarle porque "no serviría para anda"...
- Sí, les va a encantar, seguro, a mi me habría gustado mucho tener uno.
El hombre la miró de nuevo y sonrió justo antes de meter los regalos en la bolsa. Acto seguido se levantó y con un "gracias" se despidió de ella antes bajarse en la parada que le correspondía. Medio metro más allá un chico la observaba algo sorprendido, se acercó un poco más y le dijo:
- Si sabías mejor que yo que esas jaulas eran lo más lejano a un bonito regalo para un niño, ¿por quéle has dicho eso?
- Muy fácil, si yo le digo que es el peor regalo de la historia el animo de ese hombre estaría por lossuelos y ese animo se lo transmitiria a sus niños si en algún momento decide darles los regalos a pesarde que no valen para nada; sin embargo observando el comportamiento que ha tenido, el cuidado con el que ha sacado la jaula y la ha probado, la manera de sonreir mientras pensaba que les llevaba elmejor regalo del mundo, hizo que yo fuea incapaz de romper esa magia que él tenía y que sus nietossabrán ver, pues son niños, y puesto que están creciendo de esa manera, sabrán que deben deconformarse con una viaje jaula destartalada y un pájaro que a duras penas pia, pero que sin embargo le ha costado un gran esfuerzo a su abuelo conseguir.
Acto seguido, se bajó del autobús, una última mirada desde la calle hacia dentro, una sonrisa y una despedida con la mano. Él creyó morir.
La película es facilita pero he intentado buscar un fotograma un poco más complicado, aunque no se yo si lo he conseguido... adelante! :)
