Siempre había sido buena en eso de la amistad. No le costaba hablar con la gente, sabía mantener una conversación lo suficientemente interesante como para interesar a la otra persona. De pequeña hacia amigos donde fuera y ahora de mayor aunque amigos de verdad, los que son para siempre, los pudiera contar con una mano, tenía muchos amigos a secas (muy diferentes de los conocidos). Algunas personas siempre la envidiaron por eso, aunque ella pensaba que se lo merecía, otras cosas le faltaban. Su madre le decía que tenía el don de la amistad, "da igual donde vayas, siempre tendrás a alguien" solía decirle. Y siempre se lo creyó. Años después (no muchos tampoco) sigue pensado que ese don no la ha abandonado y cree que no hay cosa más maravillosa como conocer a las personas. Pero también se está dando cuenta de que para lograr una estabilidad necesita algo más. Aún así... no se cansa de buscar.
continuará...
continuará...